Los problemas en la fertilidad de la mujer pueden tener diferentes orígenes según el punto en el que se produce la alteración. Así, podemos encontrar problemas por factor endocrino ovárico, factor tubárico (en las trompas de Falopio), factor uterino y factor cervical (en el cérvix uterino).
No obstante, actualmente, uno de los motivos más comunes de infertilidad femenina es la edad materna avanzada. El ritmo de vida de la sociedad actual propicia el retraso de la maternidad, lo que conlleva un deterioro de la fertilidad femenina por la disminución del número y de la calidad de los ovocitos.
Pese a ello, las distintas técnicas de reproducción asistida pueden ayudar, en muchos de los casos de infertilidad femenina, a conseguir la deseada gestación.
Indicaciones de los tratamientos
Para poder elegir el tratamiento de la infertilidad femenina más adecuado en cada situación, se deberán realizar las pruebas de fertilidad necesarias. Este estudio de fertilidad se debe llevar a cabo tanto en la mujer como en el varón, ya que hay ocasiones en las que el problema no es únicamente de la mujer o del hombre, sino de ambos.
También existen situaciones en las que las pruebas de fertilidad en ambos miembros de la pareja son correctas y, sin embargo, no se consigue el embarazo. Se trata de casos de esterilidad de origen desconocido (EOD).
Dependiendo del problema que origine la infertilidad femenina y de la edad de la mujer, pueden estar indicados los diferentes tratamientos de reproducción asistida. Estos pueden ser más o menos complejos, pero todos tienen el mismo objetivo: conseguir que se pueda producir el embarazo y tener un bebé sano en casa.
A continuación, presentamos las principales técnicas de reproducción asistida que se realizan para el tratamiento de la infertilidad.
Inseminación artificial (IA)
Esta técnica de reproducción asistida consiste en la introducción de una muestra seminal, previamente procesada en el laboratorio, directamente en el útero de la mujer a través del cérvix. Cabe destacar que esta técnica se realiza en el periodo ovulatorio de la mujer, para aumentar las posibilidades de gestación.
Para poder aplicar este tratamiento de reproducción asistida, el grado de infertilidad de la paciente debe ser leve. Además, la mujer no debe tener más de 35-38 años de edad para garantizar el éxito.
Por otra parte, es un requisito necesario que las trompas de Falopio sean funcionales para poder realizar una IA, puesto que es en las trompas donde el óvulo se mantiene a la espera del espermatozoide. Si las trompas están obstruidas, la unión de óvulo y espermatozoide no se podrá producir.
La IA se utiliza como tratamiento en casos de infertilidad femenina en los que la mujer presenta:
Endometriosis leve.
Disfunciones ovulatorias como, por ejemplo, las causadas por el Síndrome de Ovarios Poliquísticos (SOP).
Alteraciones en el cuello del útero (factor cervical).
EOD. En estos casos en los que no se conoce el motivo de esterilidad en la pareja, el especialista puede optar por comenzar realizando IA.
No obstante, la IA también se utiliza para mujeres sin pareja o para parejas de mujeres que desean conseguir una gestación y, en principio, no tienen ningún problema de infertilidad. En este caso, la IA se realizaría con el semen de un donante anónimo.
Fecundación in vitro (FIV)
Como su nombre indica, la unión entre el óvulo y el espermatozoide en la FIV se produce en el laboratorio, in vitro. Para ello, es necesario realizar a la paciente una estimulación ovárica y obtener los óvulos mediante punción folicular. Posteriormente, estos óvulos se ponen en contacto con una muestra de semen obtenida y preparada previamente, para que pueda dar lugar la fecundación.
Los embriones generados tras la fecundación permanecen unos días en cultivo, para finalmente transferirlos al útero de la mujer con el objetivo de que se produzca el embarazo. Generalmente, se opta por transferir un único embrión en cada transferencia embrionaria, por lo que si hay más embriones de buena calidad, se podrán vitrificar para futuras transferencias.
La FIV está indicada en la infertilidad femenina ante:
Problemas en las trompas de Falopio (factor tubárico).
Baja reserva ovárica.
Edad materna avanzada.
Endometriosis.
La FIV también estaría recomendada cuando existen fracasos anteriores de inseminación artificial (IA) o EOD.
ICSI
Existe una variación de la FIV convencional. Se trata de la técnica ICSI o inyección intracitoplasmática de espermatozoides, que supone una mayor intervención por parte del embriólogo. Todo el proceso es idéntico en ambos casos, excepto que en la ICSI la unión entre óvulo y espermatozoide se realiza microinyectando directamente el espermatozoide en el interior del ovocito.
Este avanzado proceso de fecundación in vitro está especialmente indicado para problemas de fertilidad masculina graves. No obstante, la ICSI está generalmente desplazando el uso de la FIV convencional. Además, la ICSI es la técnica elegida ante fallos previos de FIV convencional y cuando se va a realizar un test genético preimplantacional (PGT).
Ovodonación
Esta técnica de reproducción asistida consiste en utilizar los ovocitos de una donante anónima en lugar de los ovocitos propios de la paciente. Este tipo de técnica supone la renuncia de la paciente a que los embriones y, por tanto, sus posibles futuros hijos, lleven su carga genética.
No obstante, hay ocasiones en las que el problema de infertilidad femenina impide utilizar los ovocitos propios (por ejemplo, en una mujer que carece de ovarios) o en las que las técnicas de reproducción asistida tienen un porcentaje muy bajo de éxito con los ovocitos de la paciente (por ejemplo, si la edad materna es avanzada).
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